viernes, 4 de julio de 2014

Suplementación (y V): Vitaminas


Ya expuestos los principales micronutrientes minerales, pasamos a abordar la última de nuestras entradas temáticas, esta vez centrada en las vitaminas, también capitales para la embarazada y para el desarrollo del feto. 

Vitamina A: 

LSus niveles séricos apenas se modifican durante el embarazo, por lo que, normalmente, su ingesta a través de la dieta (hígado, huevos, leche, zanahoria y vegetales de hoja verde) suele ser más que suficiente. De hecho, su suplementación puede llegar a ser considerada peligrosa. 

Vitamina D: 

Principalmente relacionada con el mantenimiento de los niveles séricos de calcio y fósforo, su déficit puede causar raquitismo en la infancia u osteomalacia en el adulto. Dado que su mayor aporte se da a través de la luz solar, y en la dieta se relega a un papel secundario, no se hace necesaria la suplementación. 


Vitamina E: 
Presente en aceites vegetales, las nueces, algunos cereales y los vegetales de hoja verde, se considera el mayor antioxidante liposoluble, aunque también causante de ciertas enfermedades cardiovasculares, cánceres y trastornos neurológicos. Por todo ello, existe poco conocimiento sobre la seguridad de suplementarse mediante vitamina E. 

Vitamina C: 

Considerado el principal antioxidante soluble en plasma, su carencia puede producir escorbuto. Dado que durante la gestación sus niveles se reducen, su ingesta adecuada pasa de los 75 mg/día recomendados para un adulto, hasta los 85 mg. Si bien es cierto que no hay pruebas de los beneficios de su suplementación, ya que su alto contenido en frutas y otros vegetales, hace posible aumentar su ingesta a través de la dieta. 

Vitamina K: 

Relacionado su déficit con trastornos de la coagulación, no es necesario aumentar su consumo durante el embarazo. Sin embargo, los bajos niveles de vitamina K presentes en los neonatos, hace necesaria la administración parenteral a todos los recién nacidos. 


Su déficit se relaciona con la aparición de beriberi y encefalopatía de Wernicke-Korsakoff. Aunque durante la gestación sus niveles descienden, nunca suelen hacerlo por debajo del límite crítico. 

Vitamina B2: 

No se conocen complicaciones maternas derivadas de sus niveles bajos. 

Vitamina B5: 

Aunque sus niveles descienden en el embarazo, tampoco se le conocen verdaderos riesgos que recomienden su suplementación. 

Vitamina B6: 

Aunque su déficit se asocia con diversos síntomas neurológicos, la dosis en gestación apenas aumenta respecto a las mujeres no embarazadas. La suplementación no se recomienda. 

Vitamina B12: 

Coenzima esencial en la replicación celular y el mantenimiento del sistema nervioso, facilita la captación del ácido fólico durante el embarazo, ejerciendo también un efecto protector e independiente del mismo en la prevención de DTN. Presente en los alimentos de origen animal, se recomienda encarecidamente un aumento en su consumo.


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