jueves, 3 de julio de 2014

Estilo de vida y embarazo saludable (I)

Las mujeres en edad de procrear deberían adoptar un estilo de vida saludable con el objeto de reducir el riesgo de defectos en el nacimiento, el anormal desarrollo fetal o problemas de salud crónicos tanto para la madre como para el bebé. Existen diversos factores que permiten llevar el embarazo a término de forma saludable como el aumento de peso adecuado, la actividad física durante esta etapa, la alimentación variada, la suplementación adecuada en vitaminas y minerales, evitar el alcohol y otras sustancias dañinas y un manejo seguro de los alimentos. Los niveles inadecuados de los nutrientes clave pueden llevar a la predisposición del niño hacia patologías de tipo crónico en su edad adulta, por eso es tan importante actuar para la mejora del bienestar de la madre y el bebé.


Factores que afectan al resultado del embarazo:



Defectos de nacimiento, bajo peso neonatal, viabilidad del feto. Datos del 2010 muestran que en Estados Unidos un 3% de los niños nació con algún defecto, mientras que los nacimientos en los que se daba bajo peso eran un 8,1% del total. Estos factores fueron los primeros causantes de mortalidad infantil en 2006. Adoptar comportamientos saludables incluyendo una nutrición óptima, suplementación adecuada y evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas antes de quedarse embarazada y durante la gestación son la clave.



Obesidad y diabetes gestacional. El exceso en la ingesta calórica no garantiza el aporte de nutrientes adecuado durante el embarazo y tanto estas ingestas excesivas como el sobrepeso en la etapa reproductiva se asocian a riesgos tanto en el corto como en el largo plazo a riesgos para su salud como la obesidad, diabetes, dislipemia y enfermedad cardiovascular.



Hipertensión y preeclampsia. Se atribuye de forma promaria a la creciente prevalencia de obesidad así como al retraso de la maternidad hacia edades en las que la hipertensión es más común. La hipertensión durante el embarazo puede dañar tanto a la madre como al feto y las mujeres con hipertensión crónica son más proclives a padecer preeclampsia.




Cómo llevar el embarazo a término de forma óptima?



Escogiendo un estilo de vida saludable. El aumento de peso durante el embarazo por encima de los valores recomendados se asocia a riesgo para la salud de la madre y el bebé. Las recomendaciones sobre el aumento de peso provienen de las establecidas por el Institute of Medicine (IOM) en 1990 que aconsejan para un peso normal, engordar durante el embarazo entre 11,3Kg y 15,9 Kg. La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) aceptó en el año 2011 las recomendaciones de la IOM. Un aumento excesivo de peso en la gestante puede también propiciar un parto con complicaciones.


Gasto energético

La actividad física durante el embarazo tiene beneficios sobre la salud de la madre en términos generales. La actividad moderada no incrementa el riesgo de bajo peso en el nacimiento del bebé, parto prematuro o aborto. La adecuada nutrición prenatal y un programa de ejercicios han demostrado reducir la excesiva ganancia de peso durante la gestación y la mayor reducción en el peso ganado ( 2 meses tras el parto ) en mujeres con un IMC normal antes del embarazo.



Suplementación con nutrientes adecuada y ordenada.



Hierro. Durante el embarazo existe una mayor demanda fetal y placentaria y la absorción a nivel intestinal se incrementa. La anemia por déficit de hierro es la deficiencia de micronutrientes con mayor prevalencia en todo el mundo que afecta tanto a mujeres embarazadas, mujeres lactantes y a los niños más pequeños. El porcentaje de anemia por déficit de hierro en embarazadas, alcanza en los países industrializados el 17,4%.

Durante los promeros 2 trimestres este déficit aumenta el riesgo de parto prematuro, bajo peso neonatal y mortalidad infantil. En general, la recomendación diaria de 15 mg se duplica a 30 mg/día. Si no es posible cubrirlos con la alimentación, será necesario recurrir a suplementos farmacológicos de este mineral.



Ácido fólico. Tan importante durante como antes del embarazo por sus propiedades preventivas en los defectos del tubo neural. Para las mujeres en edad reproductiva se recomienda:

  • Mujeres de 14 años en adelante: 400 μg/día.
  • Adolescentes embarazadas de 14 a 18 años: 600 μg/día.
  • Mujeres embarazadas de 19 años en adelante: 500μg /día.
  • Mujeres lactantes de 14 a 18 años: 600 μg/día.
  • Mujeres lactantes de 19 años en adelante: 500 μg/día

Vitamina D. La cantidad recomendada para mujeres embarazadas es de 10μg /día según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.



Colina. Es un nutriente esencial durante el embarazo por su alta tasa de transporte entre la madre y el feto. El déficit enla madre puede interferir en el desarrollo cerebral normal del feto. A pesar de encontrarse en muchos alimentos, las embarazadas no suelen alcanzar el nivel de ingesta adecuada que debe ser de unos 450 mg./día.



Calcio. Durante el embarazo las necesidades de calcio aumentan, ya que el esqueleto del feto tiene que mineralizarse. Una baja ingesta durante el embarazo conduce a una disminución de los depósitos de este mineral en la madre y puede aumentar el riesgo de osteoporosis en años posteriores. La placenta transporta activamente el calcio hacia el feto, con una acumulación neta de 30 g al término de la gestación, estando casi todo en el esqueleto fetal. En un 90% esta acumulación acontece en el tercer trimestre. El calcio se ha relacionado con la aparición de preeclampsiaNo obstante, en la actualidad no tenemos datos suficientes para aconsejar la suplementación universal con calcio durante el embarazo.

Las ingestas adecuadas de calcio en el embarazo y en la lactancia se sitúan entre 1.200 y 1.500 mg/día. Estos aportes deberían satisfacerse prioritariamente a partir de la ingesta de alimentos



Yodo. El yodo es fundamental para un normal desarrollo del cerebro y crecimiento. Durante el embarazo la necesidad de yodo se incrementa y tanto la madre como el feto pueden volverse vulnerables ante esta carencia. El hipotiroidismo congénito está asociado al cretinismo, así como con la prematuridad, el bajo peso neonatal, aborto, preeclampsia, muerte fetal y deficiencia en el desarrollo neorocognitivo del feto. El IOM recomienda una ingesta de yodo de 150 μg /día antes de concebir y 220 μg/día durante el embarazo.

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