Continuando con nuestra serie de entradas sobre los
diferentes y más importantes micronutrientes en lo referente a la nutrición del
embarazo, dejamos atrás el primero de ellos, el ácido fólico, y pasamos a
hablar de otro también de capital importancia: el hierro.
En primer lugar, y como principal función, el hierro forma
parte del complejo molecular de la hemoglobina, molécula del plasma sanguíneo
encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones hasta todos los órganos
y tejidos del organismo, así como de retirar de los mismos el dióxido de carbono,
de carácter tóxico si llegase a acumularse.
Dicho esto, la mayoría de las mujeres suelen presentar a lo
largo de su embarazo cambios hematológicos secundarios a la deficiencia de
hierro. La anemia ferropénica es la deficiencia nutricional más frecuente en
este tipo de personas, produciéndose en ellas una disminución en los niveles de
hemoglobina y hierro sérico. Si bien es cierto que este problema, al sumársele otros
distintos e independientes, suele ser crítico en los países en vías de
desarrollo, en los países más desarrollados no suele ser tan grave. Aun con
todo, termina por producirse un balance negativo de hierro a lo largo de los
trimestres segundo y tercero que no puede llegar a compensarse con la dieta, ni
mejorando su biodisponibilidad, ni con el aumento de la absorción propio de la
gestación. Ante esto, aparece la necesidad de una correcta suplementación
férrica durante dichos periodos de gestación.
En principio, la anemia en el embarazo queda confirmada
cuando la concentración de hemoglobina cae por debajo de los 11 g/dL a lo largo
de los trimestres primero y tercero, o de los 10.5 g/dL durante el segundo. A
parte de esto, se sabe que niveles inferiores a 9.5 g/dL durante el primer o
segundo trimestre, o a los 11 g/dL al término de la gestación, se asocian con
bajo peso del recién nacido, prematuridad, así como con un aumento de la
mortalidad perinatal. Por otro lado, el simple déficit de hierro perjudica el
rendimiento cognitivo y el desarrollo físico de los recién nacidos. Por el
contrario, también se sabe que niveles de hemoglobina demasiado elevados, por
encima de los 13.5 g/dL, se asocian como hemoconcentración, hiperviscosidad
sanguínea, disminución de la perfusión placentaria, preeclampsia, eclampsia y
crecimiento intrauterino retardado. Como casi con todo en nutrición, el nivel
óptimo se acerca más a un punto medio.
Si bien hasta hace no mucho tiempo se aconsejaban
suplementaciones diarias de hierro, hoy en día se están evaluando regímenes
menos frecuentes, tal vez semanales o de un par de veces por semana, asentados
en dos puntos principales:
- Una administración demasiado frecuente (diaria), origina un entorno demasiado rico en hierro en el intestinal, produciéndose así un proceso de estrés oxidativo en las células de la mucosa que termina reduciendo la absorción a largo plazo y aumentando la gravedad de la situación y la frecuencia de los efectos secundarios.
- Una exposición al hierro con menor frecuencia por parte de las células intestinales, teniendo también en cuenta el proceso de recambio de la mucosa de cada 5-6 días, puede llegar a mejorar la capacidad de absorción y disminuir los posibles efectos secundarios.
Dicho todo esto, la dosis recomendada de hierro al día
durante el embarazo ha de ser de unos 30 mg, contenidos en unos 150 mg de
sulfato ferroso, o en unos 300 mg de gluconato ferroso. Cualquiera de ellos es
preferible tomarlos en ayunas o entre comidas, de cara a favorecer su
absorción, y no deben mezclarse con leche, té o café. Ha de tenerse en cuenta
también que tanto el carbonato cálcico como el óxido de magnesio inhiben la
absorción del hierro, y que la vitamina C la favorece.
Por último, señalar que los posibles efectos
indeseables relacionados con la suplementación férrica se corresponden casi en
su totalidad con los derivados de la intolerancia gástrica. Esto suele
reducirse en gran medida como resultado del gran número de compuestos férricos
existentes y utilizados, si bien en muchos casos la absorción o su
biodisponibilidad acaba siendo bastante menor.
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